Quiero hacer patente que las mujeres cruzadas existieron y está
debidamente documentado, pero como siempre silenciado. Ni las mismas pseudo
órdenes, que dicen ser herederas de los templarios, comentan este aspecto o en
su defecto que no está históricamente confirmado. No solo estuvieron como parte
activa en las batallas, si no que fueron unas fieras y encarnizadas luchadoras.
No solo el papel de la mujer en la vida de los cruzados, se circunscribió al
campo y a tareas domésticas en los conventos, como de apoyo moral y económico a
las cruzadas y sus caballeros, si no que dieron sus vidas en las batallas y
apoyo a sus compañeros. Hay un referente histórico de su participación en la Batalla de las Navas de
Tolosa. Esta vez me remito a la
Batalla de Dorilea. Varios historiadores recogen el papel de las
cruzadas en la batalla. El cronista árabe Beha-ed-Din, nombra a la mujer del
“manto verde”, dice que fue un prodigio como arquera y cuando la mataron, le
entregaron su arco al mismísimo Saladino, que en alguna ocasión en el asedio de
Burzey, se topó con alguna cruzada, que tenía tanta pericia con la ballesta que
dejaba fuera de combate a los puestos de balistas de los sitiadores. Eso se
adquiere con entrenamiento como cruzada y no porque de repente quiera ayudar
por verse sorprendida por un asedio. Hay un texto en latín de autor anónimo,
pero que relata en primera persona lo que aconteció en la batalla de Dorilea,
lo cual hace más importante si cabe ese testimonio. Relata que “ese día nuestras
mujeres nos fueron de gran auxilio, llevando agua para beber a nuestros
combatientes y animándolos constantemente a la lucha y a la defensa. “, sigue
diciendo que el combate fue muy duro contra los turcos y que el coraje
intrépido de las mujeres, les permitió hacer frente. Citan a una tal Florina ,
hija del duque Eudes I de Borgoña, que luchó junto a su prometido Suenon, hijo
del Rey de Dinamarca, que tenían pensado casarse en Jerusalén y que los mataron
a los dos en un desfiladero de Capadocia. Otro caso, nos relata que una de las mujeres cruzadas que
acompañaban a Ricardo Corazón de León, en Acre, se movía tanto que llamó la
atención de un sarraceno que la mató, su marido fue en su auxilio pero no pudo
hacer nada por ella. El cronista dice que semejante mujer, le deben guardar
todos en su memoria. Para concluir decir que otro cronista, testigo en el campo
de batalla, dice que en la primera expedición en dirección a Antioquia, vio a
cruzados de ambos sexos morir de hambre y frío. Se alimentaban gracias al
descubrimiento de la caña de azúcar, que ayudaba a paliar sus necesidades. Anna Comnena, hija del emperador bizantino Alejo I, en su obra "La Alexiada", como historiadora que fue, cuenta el papel de estas mujeres heroínas, desde monjas a nobles, en la primera cruzada. En
fin, que hay numerosos testimonios de que hubieron mujeres cruzadas, lo cual me
alegra sobre manera.