En numerosas
ocasiones se intentó por parte de la iglesia y la monarquía, aglutinar
en una sola orden a los Templarios y Hospitalarios bajo las mismas directrices
y un mismo hábito, sin éxito. Siempre se habían negado los Templarios a
semejante empresa, ya que ellos no compartían los mismos fundamentos que las
demás órdenes. A caballo de los siglos XIII y XIV, se gestaron numerosos
escritos orientados a la recuperación de Tierra Santa y a la resolución de los
problemas, ya que la preocupación por la pérdida de Acre era evidente.
Entre esas obras, a parte de las dedicadas por
el médico Galvano de Bueno y Pierre Dubois, abogado del Felipe IV el Hermoso
entre los años (1268-1314), con el libro “De recuperatione Terrae sanctae “,
destacan los textos del religioso y polifacético escritor mallorquín del siglo
XIII Ramón Llull, que desempeñó en el real palacio de D. Jaime II de Mallorca
los cargos de senescal y mayordomo, en cuyas obras, “Quomodo Terra Sancta
recuperari potest”, “ Liber de
Fine “ y “ Liber de Acquisitione
Terrae Sanctae “, recoge el plan llamado “Rex Bellator”, para la
culminación de la unión de todas las ordenes tanto en Tierra Santa, como en la Península, bajo el mando
de un rey guerrero, viudo o soltero.
Estaba prevista, a parte de una incursión
bélica, para la recuperación de Tierra Santa, una ofensiva espiritual mediante
la instrucción de un grupo de frailes en lenguas árabes. Los propósitos de
Llull eran que, la cabeza de este proyecto, como “Rex Bellator” fuera el rey
Jaime II de Aragón o su hijo Jaime de Aragón y de Anjou. Esta idea no era bien
recibida por Felipe IV “El hermoso”, que también disputaba semejante
nombramiento y cuyo título sería el de “Rex pacis”. La culminación de este
proyecto, significaba un gran poder y quién lo ostentara se posicionaría en el
liderazgo del mundo, por ese motivo el rey Jaime II, tenía especial interés en
conseguir tal poder y para ello debía mediar en la liberación del que sería el
sucesor del Gran Maestre Jacques de Molay, Dalmau de Rocabertí, último jefe
militar templario, (hijo del vizconde
de Peralada Rocabertí, Dalmau VI de Rocabertí),
capturado en la isla de Arwad (Siria) en 1302 y posteriormente trasladado junto
a otros caballeros a El Cairo, después de que unos 900 templarios entre
sargentos y turcoples (ayudantes sirios) fueran ejecutados en la guarnición
templaria de Arwad. Numerosas embajadas a Egipto se enviaron para intentar la
liberación de Rocabertí entre los años 1303 – 1306, comandadas por el templario
Eymeric de Usall mediando ante el sultán An-Nàssir
sin conseguirlo y posteriormente en otra embajada enviada en 1315, fue cuando
Dalmau de Rocaberti fue liberado, regresando a Cataluña falleciendo años
después en 1326, en el monasterio de Santa Maria de
Vilabertrán, Girona.
No
es de extrañar que Rocaberti se convirtiera en el sucesor de Molay al regresar
a Cataluña y ostentara el cargo de Gran Maestre hasta su muerte, ya que gozó de
la más alta consideración entre los templarios catalanes. Luego, la cadena
de maestres, no fue interrumpida, al coger el relevo de Jacques de Molay,
Dalmau de Rocaberti. Teniendo en cuenta todo lo relatado y el desmesurado
interés de Felipe IV de Francia en alzarse como “Rex Pacis”, ya que quiso ingresar
en la orden del temple, al fallecer su esposa Blanca I de Navarra, siendo rechazado
por la orden y el intento por conseguir la unificación de todas las ordenes en
1301, tras entrevistarse Llull con Molay en Chipre, a lo que se negó el gran
maestre y reiteró una vez más en la
convocatoria de 1306 en Poitiers por el Papa Clemente V, todo ello confluyó, a
parte de las motivaciones económicas, al apresamiento, ejecución de los
templarios y la abolición de la orden.
Es mas complicado de lo que a simple vista parece ya que el entramado de lo que fue una organización con tantos tentáculos y una superestructura que lleva a un concienzudo estudio cogiendolo todo con pinzas y siempre posicionandose muy bien en el mapa donde intervienen una serie de innumerables personajes de distinta clase y condición asi como intenciones y cometidos, yendo de un lugar a otro, jugando perfectamente con los sitios y lugares sin olvidar que si ya se lee poco menos aun a los autores y cronistas de la época. Sin duda alguna es sorprendente la importancia que tuvo Cataluña y el fuerte vinculo con el temple al margen de estar ésta ya anexionada al reino cristiano peninsular mas rico en temple que fue Aragón.
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