viernes, 23 de junio de 2017

JAIME I, TEMPLARIO POR MANDATO MATERNO

 
Jaime I


Jaime I, El Conquistador, nació en Montpellier – Francia en 1208 y falleció en Valencia en 1276. Era hijo de Pedro II, el Católico y María de Montpellier, reina consorte de Aragón e hija de Guillermo VIII de Montpellier y Eudoxia Comnena de Constantinopla. Independientemente de las leyendas de cómo fue engendrado, es histórica la vida difícil de este rey desde su nacimiento, de hecho en su propia cuna, sufrió un atentado por parte de un sicario que le arrojó una piedra. Era notorio que el matrimonio de sus padres era un auténtico calvario, su padre acabaría al fin repudiando a su madre. 
 
Triptico en marfil de la representación del matrimonio de los padres de Jaime I


El rechazo a Jaime por parte de su padre, le impidió conocer a su hijo hasta que no cumplió los dos años de edad y resolvió entregarlo a Simón de Montfort para su tutela, prometiendo su matrimonio, con la hija de Simón de Montfort (Amicia), para lo cual, habría de ser recluido en el Castillo de Carcasona hasta la edad de 18 años. La vida de este monarca es de sobra conocida, pero quizás no se haya dilucidado el procedimiento por el cual, Jaime I es entregado a la custodia de los templarios. María de Montpellier, hizo un primer testamento del que parece que se ha silenciado por parte de la historia. Dicho testamento fue otorgado en Aniane (Región Occitana) el 28 de agosto de 1209. En dicho testamento se recoge la disposición de entregar a su hijo Jaime a la custodia de los Templarios, en estos términos…

“Jacobum, filium meum, dimitto in custodia Dei et Beate Marie et in potestate domini Petri, regis Aragonum, patris sui, et volo ut Templum recipiat filium meum et custodiat donec ei illum reddat. Rogo dominum Petrum, regem Aragonum, ut filium et terram custodiat in bona fide et diligat homines Montispessulani pro Deo et pro filio”.


Primer testamento de María de Montpellier 1209

Esta disposición fue hecha cuando Jaime tenía 1 año de edad, asegurándose de salvaguardar el destino de su hijo repudiado por su padre, quién murió inesperadamente en la Batalla de Muret en septiembre de 1213. Ya huérfano de padres, pues su madre falleció unos meses antes que su padre, en abril del mismo año en Roma, el Papa Inocencio III fue el que obligó a Simón de Montfort a liberar al niño y entregarlo a la nobleza catalana que lo reclamaba. Luego, fue el propio Simón de Montfort, quién entregó al niño Jaime a la nobleza catalana quien posteriormente, lo confió al Temple, obedeciendo así a las disposiciones testamentarias de su madre.

 
El Rey Jaime I en su lecho de muerte



No hay comentarios:

Publicar un comentario

SE RUEGA CORRECCION.