jueves, 20 de marzo de 2014

EL MANUSCRITO VOYNICH. ¿INDESCIFRABLE O DESCIFRADO?



Mucho se ha escrito sobre este misterioso manuscrito, diversas teorías lo rodean de un halo críptico, quizás esto no haga más que enturbiar su verdadero significado. La historia nos dice que fue adquirido por un anticuario bibliófilo llamado Wilfrid Michael Voynich, pero hay que ahondar en su biografía. Era también químico y farmacéutico, de origen polaco y su matrimonio con Ethel Lilian Boole, hija del matemático George Boole, especialista en lógica algebraica y considerado como uno de los padres de las ciencias de la computación y de María Everest, matemática y sobrina del geógrafo y cartógrafo que dio su nombre al famoso monte Everest, le otorga una especialización por parte de los últimos “propietarios” del manuscrito Voynich. 

 

En ambas partes familiares vemos una fuerte presencia de científicos en diversas disciplinas y eso ha sido objeto de especulación, dando a entender que el matrimonio pudiera estar implicado en la creación del manuscrito. No es de extrañar que así fuera ya que nunca quisieron aclarar la procedencia del incunable que fue adquirido en 1912, diez  años después contraer matrimonio en el año 1902. 

 

Era necesario dotar al manuscrito de una cierta “genealogía” para complicar aún más, si cabe, el desenlace de su contenido. Así, desde la supuesta pertenencia o autoría de numerosos personajes, como Roger Bacon, John Dee, Athanasius Kircher, etc, y a su vía crucis por diferentes instituciones, como la jesuita El Collegio Romano, todo ha contribuido a enmarañar lo que subyace entre sus hojas apergaminadas.En los diferentes apartados de los que consta al manuscrito, objeto de las más diversas teorías, vemos ilustraciones que corresponden a lo que se puede catalogar como áreas dedicadas a la botánica, alquimia, astrología, astronomía etc. Algunas partes nos indican que dichas ilustraciones fueron hechas antes de incluir el texto. 

 


Hay otras páginas que carecen de ilustración alguna, pero de lo que no hay duda es que ha resistido a todo análisis criptográfico o supuestamente es lo que nos han hecho creer. Una de esas ilustraciones llama la atención y es la que se ha tomado en consideración para intentar dar una localización geográfica al manuscrito y es concretamente una fortaleza constituida con un tipo determinado de almenas en forma de “cola de golondrina”, llamada también almenas gibelinas, con lo que la sitúa en Italia, pero si observamos la ilustración con detenimiento, la construcción mezcla almenas de dos tipos, las gibelinas y otras rectas que se llaman güelfas.

 

 Esto no se puede pasar por alto ya que estos dos términos obedecen a un movimiento político de iguales denominaciones, los güelfos y gibelinos que se originaron en el siglo XII y cuyas facciones apoyaron a dos casas nobles alemanas, la casa de Hohenstaufen y la de Baviera,  movimiento que se dio también en Italia.

Almenas gibelinas (abajo) y güelfas (arriba).


 

En mi análisis me centro en el texto, sujeto a controversia, ya que no se aúnan las opiniones y todo parece indicar que dan palos de ciego intentando descifrar en qué idioma está escrito el manuscrito. Pienso que corresponde a diferentes grafías, conclusión a la que llego tras analizar diversos textos históricos escritos en clave. En una de las ediciones del “Libro del Tesoro” falsamente atribuido a Alfonso X El Sabio, se comprueba que una parte está escrito en lenguaje perfectamente legible y otra en lenguaje cifrado, que ya ha sido desencriptado y que corresponde con grafías plasmadas en el Voynich.

 
Comparación grafías. Manuscrito Voynich (arriba) libro del tesoro (abajo).



Libro del tesoro.


Así mismo en el periplo por incunables y textos históricos, encuentro una muestra de escritura en la que se ve claramente las ornamentaciones tipo “horca” que figuran en los textos del manuscrito Voynich. 




En conclusión se puede decir que el texto Voynich está compuesto por la aglutinación de varias grafías y símbolos, cada uno con su valor y su traducción. Aunque su “lectura” se antoja monótona, rezuma una sutil broma simpática a mi entender, como la burlona e irónica sonrisa de la Gioconda, que quizás se escapa del rostro de Ethel Voynich, diciéndonos veladamente… ¿ No veis en mi escritura la huella del Voynich?.

Nótese las similitudes gráficas de las letras"F" "E" "V" con los trazos de algunas de las letras del Voynich. ENLACE AL VIDEO HOMENAJE A ETHEL VOYNICH EN SU 96 ANIVERSARIO