jueves, 25 de mayo de 2017

EL AS EN LA MANGA DE JACQUES DE MOLAY




El Gran Maestre de la Orden del Temple Jacques de Molay, según la mayoría de las hipótesis,  era hijo de Jean de Chaussin, señor de Longwy , de Rahon y de Alix. Esa región pertenecía al Condado de Borgoña o Franco Condado, que no debe confundirse con el Ducado de Borgoña. Otras vías de investigación lo sitúan como descendiente del linaje  de Vergy , ambas familias se enfrentaron en una contienda y la de Vergy, perdió sus posesiones a manos de la familia de Longwy.



Escudo del linaje de Vergy


La familia de Vergy, residía en la misma región de la Borgoña desde el siglo VII y que según la documentación de los archivos de Besançon, eran señores de Rahon al igual que el señor de Longwy. El linaje Vergy se vió involucrado en la custodia del “Sudario de Turín” ya que una hija de Henry de Vergy, Jeanne de Vergy, contraerá matrimonio con un descendiente de Godofredo de Charney, llamado con el mismo nombre, que como se sabe, fue el Comendador Templario de Aquitania, quemado junto a Jacques de Molay. Jeanne de Vergy, organizará en el siglo XIV en Lirey la primera ostensión de la reliquia heredada de sus ancestros.


Escudo linaje de Charney


Sea como fuere, la región que conformó dicho Condado de Borgoña, perteneció desde el siglo IV al reino germánico Burgundio y posteriormente ese reino, fue anexionado al reino de los francos en el siglo V. Se da la circunstancia que el Condado de Borgoña fue un territorio independiente, por lo tanto no perteneció a Francia hasta el siglo XVII. Este hecho es muy importante y  quizás se ha pasado por alto, pues tiene connotaciones muy relevantes.


Placa de la peregrinación del Sudario a Lirey, con los escudos de las familias Charney (izquierda) y Vergy (derecha)


Se deduce de todo esto que Jacques de Molay, no solo no estaba sometido a nadie que no fuera al acto de rendir cuentas ante al Papa exclusivamente, por el mero hecho de ser Templario si no que, al haber nacido en un territorio independiente, no estaba sometido a la obediencia del Rey francés, Felipe IV el Hermoso. No solo esa cuestión debió agudizar el odio del monarca francés hacia Molay, si no que aún le reservaba el destino una última sorpresa amarga, para el abusivo y enfermizo afán de riqueza que albergaba. Las posesiones que pudiera heredar Jacques de Molay por parte de su familia (fuera quien fuera), irían a parar a manos del Conde de Borgoña y no a Felipe IV, ya que como se ha dicho, el Condado de Borgoña no pertenecía a Francia.