domingo, 16 de septiembre de 2012

COLÓN EL " MARRANO "






El continente americano ya era conocido sobradamente por marinos, que transportaban sus mercancías desde esas tierras y cuyas rutas llevaban en secreto. La historia marca a fuego en la memoria que, Cristóbal Colón descubrió America, cuando debería de matizar que Colón lo único que hizo fue colonizar ese continente y que creyó hasta su muerte que se trataba de las Indias. Los romanos en el siglo I de nuestra era, ya mantenían rutas comerciales en la India e indochina, con un puerto en cada una de estas localizaciones (Pondicherry y  Oc-Eo) respectivamente, arribando uno de estos barcos a la ciudad de Cattigara, atravesando una inmensa extensión oceánica llamada por Ptolomeo “Sinus Magnus”, el Océano Pacífico que conocemos y que en la época del siglo I lo creían un golfo. La ciudad de Cattigara, llamada también en la época del pueblo Inca “Chan chan” y que según un mapa del geógrafo y cartógrafo fenicio, Marino de Tiro plasmado después por el geógrafo, químico, matemático etc, greco-egipcio Claudio Ptolomeo, se encontraba en un golfo, cuya denominación era “Sinarum Sinus”, el golfo de los chinos, que comprendería la ubicación en la costa de Perú.  En el mapa de Ptolomeo siglo I D.C., encontramos localizaciones y nombres que existen hoy en día en América e inclusive uno con nombre en quechua. 

 






Otra idea preconcebida y equivocada es la de que, en los primeros siglos de nuestra era, la navegación era precaria cuando se tiene constancia de que, habían barcos que eran capaces de transportar mercaderías y a 600 pasajeros. Así pues documentación muy anterior al descubrimiento, como los hechos comprobados del siglo I y mapas anteriores al “descubrimiento” colombino, como el de Piris Reis, almirante turco del siglo XV cuyo mapa data del 1513, nos ponen de manifiesto que América ya estaba frecuentada por marineros. Mapas que Colón conocía perfectamente, como los denostados mapas portulanos, copiados parece ser de una carta de navegación original que cubría todo el mundo. Estos mapas, que han preferido obviar, reflejan una apabullante precisión y eran manejados por los templarios, que hacían numerosas expediciones transatlánticas. espués de su disolución y posterior huida con su flota, desde el puerto de la Rochelle a diferentes destinos, aparecen estos mapas súbitamente unos 30 años después de la abolición de la orden. 

 


Para comenzar, tanto el apellido de Colón, como su origen, la fecha de su nacimiento etc, aspectos de su vida que deberían haber sido notorios, son al día de hoy inexactos y especulativos, a pesar de la documentación conservada, entre ella la aportada por su hijo Fernando. Quizás fue su identidad encubierta a propósito y escondía a un personaje con una misión que cumplir o simplemente se escondía de sí mismo y de sus planes personales al margen de la estampa pública que quería ofrecer. Sea como fuere, las investigaciones han derivado por varios derroteros, relacionando a Colón con otros personajes que no han tenido nada que ver con él, salvo por la similitud de su apellido y derivaciones de éste. Se han barajado varias hipótesis en cuanto a la idea de que fuese italiano, cuando se sabe que no escribía en italiano, sí en un pésimo latín, catalán y ladino  que se hablaba por la comunidad judía en aquella época en España, sus padres fueron expulsados de Cataluña y se fueron a la comunidad judía, establecida en las afueras de Génova. Personajes como Salvador de Madariaga y Simón Wiesenthal, demuestran en sus investigaciones que, Colón era judío y un falso converso, lo que se llamaba un “marrano”. Eso le valió los apoyos necesarios para que personas influyentes, judíos conversos de la corte de la Reina Isabel, le auspiciaran en sus proyectos y eso explica también el hecho de que en su primer viaje, llevara en sustitución de un capellán, como era lo preceptivo, un intérprete de hebreo, un rabino. En la fecha de ese primer viaje, antes de que expirara el plazo para que los judíos no conversos, abandonaran España, Colón zarpó con esos judíos, clandestinamente. En los primeros años de sus aventuras náuticas, se embarcó con un representante de compra venta de mercancías, visitando varios países. Después de ese periplo recaló en Lisboa, donde coincide con su hermano Bartolomeo, que era cartógrafo iniciándose con él en el oficio, no sin antes contar varias versiones de sus experiencias previas, que le hacían incurrir en contradicciones, como la que relata que fue combatiente contra la flota veneciana en la Batalla de San Vicente, cuando esa batalla se estaba desarrollando al mismo tiempo de su erradicación en Lisboa, o como estuvo a las ordenes del almirante Colombo que aseguraba ser su pariente, cuando no tenía ningún nexo de unión. La asociación con su hermano en el oficio de cartografía, le granjea importantes contactos con renombrados geógrafos de Europa, capitanes etc, no en vano el ser judío le resulta ventajoso ya que, la Academia de Sagres creada por Enrique el Navegante, es gestionada por judíos. Información privilegiada, sin duda llegaba a sus manos y no es descartable que al igual que muchos, conociera la existencia de Vinlandia, las colonias vikingas que se establecieron en  Norte America en el siglo XI. En su afán por recopilar información, su propósito era acceder a la biblioteca de la Tesorería del Rey de Portugal, en la que se encontraban celosamente guardados, no solo documentos diplomáticos, si no valiosos y secretos mapas. Para consumar su deseo de entrar en esa biblioteca, preparó su estrategia minuciosamente, frecuentando la iglesia donde asistía a misa una joven llamada, Filipa Monis de Perestrello, hija de un ex Caballero de Cristo emparentada con las familias reales de Braganza y de Lusignan y cuyo hermano era gobernador de la isla de Porto Santo. Se casó con ella, yéndose a vivir a la isla de Madeira, que rezumaba información ya que recalaban numerosos navíos. Con todo ese respaldo consiguió lo que se proponía, que era entrar en la biblioteca de la Tesorería. Allí se hizo con un documento, concretamente una carta que el geógrafo Toscanelli en 1474, le dirigía a un canónigo apellidado Martínez, en la cual demostraba que era perfectamente factible, arribar a las cosas de Asia por el Atlántico. Este mapa incluido en la carta, lo copió ilegalmente Colón en una página del libro “L’historia rerum ubique gestarum” del Papa Pío II, que todavía se conserva y que le permitió posteriormente confeccionar con esos apuntes un mapa. Como excusa, se inventó una correspondencia con Toscanelli, que ya había muerto y no podía refutar su testimonio. Con esta documentación, fue a presentar su proyecto de expedición al Rey de Portugal, que fue rechazado.

 




Un episodio trágico se desencadenó, cuando un día un barco que transportaba vino y hacía la ruta entre Madeira y Gran Bretaña, sorprendido por una tormenta, llegó en una situación desesperada a Lisboa con unos pocos supervivientes. Este barco lo comandaba Alonso Sánchez, natural de Niebla, en Huelva, cuando arribó buscó un cartógrafo, ya que había divisado una isla desconocida y quería ayuda para poder ubicarla en un mapa. Colón albergó a los “náufragos” en su casa, prestándoles cobijo y sus servicios profesionales, a los 2 días murieron y Colón huyó de Lisboa. Las sospechas de que fuesen asesinados por el almirante, recaen en una carta que el Rey de Portugal Juan II, le hizo llegar en 1488, para que volviera, garantizándole que, no sería molestado por ningún crimen que hubiese cometido y que a la vista de que los Reyes Católicos habían llegado a un acuerdo con Colón, reconsideró su postura negativa en el pasado, cuando rechazó su proyecto. La carta rezaba así… “E  porque por ventura teedes algum rezeo de nossas justizias por razzano d’algunas cousas á que sejades obrigado. Nos por esta nossa carta vos seguramos por la vinda , stada e tornada que nos sejades preso, retendo, acusado, citado nem demandado por nemhua causa, ora seja civil, ora crima de qualque cualidade. “ No regresó a Portugal, era más que evidente el por qué y porque tenía en mente otros proyectos ya que se hizo con el mapa de Roger Bacon que estaba recogido en una colección de doce tratados, escritos por el cardenal Pedro de Ailly, hacia el año 1483 y que todavía se conserva, con notas marginales de Colón.

 


Colón consiguió que le recibiera la Reina Isabel, la Católica, porque al llegar a España huido de Portugal, disfrazado de franciscano, se introdujo en un convento de la orden y  persuadió al confesor personal de la Reina, que nunca lo quiso recibir, e hizo que al final lo llamara. Se dice que la expedición de Colón fue financiada por los judíos sefarditas que, expulsados de España, se les confiscó sus bienes y que es inexacto el hecho de que la Reina Isabel, ofreciera sus joyas, como cuenta la historia. El proyecto que presentó ante la reina y una comisión de geógrafos, fue para ir a Cipango en Japón, cuando en realidad se sabe que, los cálculos que exponía ente los estupefactos geógrafos, eran de la distancia que separaba las costas de Portugal de América, sin conocer este hecho ya que como es notorio él nunca fue consciente que estuvo en América, con lo cual los geógrafos rechazaron el proyecto, pero al final la Reina Isabel accedió a que se marchara, presionada por los influyentes judíos de su corte. Viajó bajo el estandarte de las cruces templarias, quizás por su privilegiada información obtenida, gracias a su incursión en la biblioteca de la Tesorería y haber tenido constancia del destino de los Caballeros después de su abolición, con el ansia de adueñarse de las riquezas de estos y bajo ese símbolo, como salvo conducto para ser reconocido como uno de ellos, al llegar a esas tierras y para hacer más creíble su “pertenencia” templaria, firmó algunos documentos de la manera críptica en que lo hacían los Caballeros.

 



Su vida está llena de incógnitas, de episodios turbios, su afán por las riquezas, crímenes cometidos contra los indígenas en los lugares dónde recaló, masacrados por la ciega brutalidad de sus invasores, la Inquisición y las ordenes de la fanática Isabel la Católica (que ironía) que decía “MATENLOS O CONVIERTANLOS”. La historia parece cómplice de un acuerdo tácito para que no se dilucide la verdad, como la famosa estampa que nos recuerda que la “generosa” Isabel, empeñó sus joyas para la noble gesta de Colón, cuando en realidad en el 1492 no poseía tales joyas, ya que fueron destinadas a financiar antes la conquista de Granada. Información existe por diversos escritos y autores de crónicas que sin ser partidistas, nos allanan paso a paso el camino, hasta que el Vaticano, depositario de documentos sobre Colón, se atreva improbablemente, a quitar la mordaza a tanta verdad oculta. 

 




Mapa de Martin Waldseemüller de 1507, representa las tierras de América, separadas por Asia.





 

4 comentarios:

  1. Ya es hora de que se llame a las cosas por su nombre de verdad.

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  2. Resulta curiosa la imagen que la mayoria tenemos de este señor del que tan poco se sabe al menos oficialment muy poco te cuentan, lo justo como para aburrir hasta los peces. No alcanzo a comprender como en pleno siglo XXI aun debemos tener ese resquicio y mal sabor de boca a modo de sarro pegado que no se va ni raspando con un cepillo de puas y agua hirbiendo porque unos señores llamados historiadores, se conforman con transmitir como si de una epidemia fuera lo que un sector tal vez mas ortodoxo my conservador d por mas que bueno y ...para qué trabajar más? en su dia se escribió un guión y el parcje ahí ha quedado. No, asi no, no avanzaremos y da que pensar si no se deberia de volver a escribir la historia de la humanidad desde el comienzo hasta que esto se acabe... Siempre me cautivaron los mapas no se por que y aqui los hay muy buenos y la redacción es más que buena porque las carambolas a dos bandas o a tres se ven a la legua de un golpe se roza y de pleno sin quererlo a quienes estaban tambien detras de todo esto. Muy merecedor.

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    1. Muy Agradecida Welf, por tu exposición. Se continuará por la línea de la verdad.

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SE RUEGA CORRECCION.